Existen varios tipos de conclusiones para tus escritos. Te convendrá elegir una u otra dependiendo de las clases de textos y de los tipos de estilo literario al que correspondan. Pero, en cualquier caso, esta parte final de un texto refuerza sus ideas más relevantes, aclara posibles dudas y busca dejar una impresión duradera.
Como escritor o productor de contenidos, necesitas despertar empatía e interés en tus lectores. En los distintos tipos de conclusiones de tus textos puedes recordarles por qué es importante lo que les has expuesto. Además, debes alentarles a seguir profundizando en ello. Sin duda, una buena conclusión es tan importante como una introducción atrayente (Giraldo, 2019).
Características básicas de una conclusión Cualquier conclusión debe responder, en función de las características de un texto , a las tres partes de la siguiente estructura (Giraldo, 2019; WikiHow, s.f.):
Propósito Implica que expreses la motivación que te llevó a escribir el texto y que recuerdes lo más importante de su contenido. También que aclares posibles dudas que hayan quedado pendientes. Conviene que este punto sea claro y esté al principio de la conclusión.
Problema Supone reafirmar en el lector que el texto ofrece respuestas valiosas a una pregunta planteada previamente: la idea central sobre la que se escribe. Debe exponerse cuál era ese “problema” disparador del texto y explicar las conclusiones a las que se ha llegado tras profundizar en ello. Brevemente, pueden referirse hipótesis, relacionarlas con datos concretos, etc.
Posibilidad El final de la conclusión es una oportunidad para invitar al lector a seguir ahondando. Conviene hacer un llamado a la acción para mantenerle interesado y comprometido con tu texto. Puedes pedirle que comente, vea otros contenidos afines o simplemente que ponga en práctica lo aprendido y compruebe que funciona. También puedes hacer preguntas provocativas, evocar una imagen o incluir una cita atractiva. Se trata de dejar una impresión duradera y, más que de poner punto y final al tema, plantear posibilidades futuras.
Tipos de conclusiones Te presentamos cinco tipos de conclusiones . A partir de esta información podrás discernir para qué tipo de texto es más adecuada cada una (Uriarte, 2020):
Lógica o formal. La que se desprende de sus premisas y es comprobable por los métodos clásicos de razonamiento, como silogismo o deducción. Se usa en textos que pretenden demostrar el aprendizaje obtenido analizando las premisas. De resumen. Es la que condensa o redondea lo que se ha argumentado anteriormente, ofreciendo una especie de recapitulación. Es útil en textos que buscan aportar nueva información sobre el tema. Recomendación. La que reflexiona sobre el modo en que se llevó a cabo la argumentación y, a partir de ello, ofrece consejos. Sirve para textos que brindan consideraciones sobre el modo apropiado de pensar un problema. Teórica. La que propone nuevos conocimientos sobre los que sería posible profundizar a futuro. Conviene en textos que reflexionan sobre la relevancia del problema establecido en el argumento. Personal. La que está arraigada en la subjetividad de quien la formula, pero no equivale a una opinión. Es válida y comprobable, aunque nazca de la experiencia individual. Es útil en textos que transmiten la experiencia personal de quien argumenta y de su abordaje de las premisas. Tips para elaborar estos tipos de conclusiones A continuación te ofrecemos algunas ideas para escribir tus distintos tipos de conclusiones y lograr que sean útiles y atrayentes (Montagud, s.f.; WikiHow, s.f.):
Para escribir tus aperturas y cierres, huye de los clichés y las frases habituales. Evita información redundante y las repeticiones. No muestres información nueva. No te extiendas de más, sé conciso. Evita contradicciones. Más allá de las clases de párrafos o ideas que contengan tus textos, y de los tipos de conclusiones que elijas, recuerda que, al final de un texto no debes repetirte ni añadir información nueva o ser incoherente con lo ya expuesto. Te alentamos a repasar los puntos principales de tu escrito, a enfatizar la importancia de sus ideas y a motivar al lector para que actúe o siga profundizando en el tema (Giraldo, 2019).